LA LETRA DE IMPRENTA

 

Las primeras letras que aprenden los niños en su escolaridad, son las letras de imprenta, que están formadas básicamente por partes esenciales (el esqueleto de la letra), sin adornos ni rasgos accesorios o rebuscados. Posteriormente, se va incorporando el modelo cursivo.

En la actualidad, si bien se enseña la letra cursiva, predomina la imprenta en la mayoría de los casos, en parte quizás, por la influencia del uso de los dispositivos informáticos o electrónicos. Esto hace que muchos niños, sobre todo llegando a la escuela secundaria, abandonen el modelo cursivo y hasta olviden cómo se realizan esas letras.

De hecho, los métodos actuales de enseñanza, permiten que el alumno elija el estilo de escritura, e inclusive muchas veces, alientan el uso de la imprenta, fundamentando que se obtienen resultados más rápidos en el aprendizaje de la lecto-escritura.

Es importante distinguir la imprenta ocasional o circunstancial (utilizada para completar formularios, etc.), donde el objetivo es transmitir claridad, y se ajusta a determinadas necesidades; de la imprenta habitual, que se incorpora como forma de escritura personal. Esta última es la que podemos interpretar como proyectiva de los aspectos más inconscientes de la personalidad.

Los adolescentes frecuentemente recurren a la imprenta como una necesidad de entenderse y transmitirse más claramente, dado que generalmente, esta etapa se caracteriza por inestabilidad, confusión, y emociones propias de la consolidación de la personalidad.

Es común escucharlos decir: “mi otra letra no se entiende nada” refiriéndose a la cursiva. Y es lógico, la legibilidad se relaciona con la claridad mental y madurez emocional de quien escribe.

También es común en profesionales de la informática, con formación técnica, ingenieros, arquitectos, dibujantes, etc., donde el uso de la imprenta es una exigencia o requerimiento necesario. Quienes continúan con este tipo de letra y la incorporan en su escribir cotidiano, responden a la disposición caracterológica de dichas profesiones.

 

Pero bien: ¿Cuál sería entonces la interpretación de la imprenta?

La imprenta es un modelo caligráfico que sigue formas esquematizadas, fundamentalmente rectas o ángulos, sobre todo la imprenta de molde o mayúscula (que se utiliza en los títulos). La imprenta minúscula se denomina tipográfica o script (se utiliza en los textos).

Es una escritura más mecánica que personalizada, que representa un control de las propias emociones, una necesidad de tener todo bajo control, de mantener en reserva los propios pensamientos y sentimientos.

La escritura cursiva, al exigir una continuidad o unión de las letras, y la incorporación de mayor cantidad de curvas, impulsa la expresión más libre y espontánea.

Es cierto que hay imprentas originales o personalizadas, donde el sujeto no sigue fielmente el modelo aprendido (también pasa con la cursiva); y se encuentran trazos personales que simplifican o modifican este tipo de escritura. En este caso, el sujeto tendrá un nivel de adaptación al medio que le permite ajustarse a las normas, y proyectarse con una cuota de individualidad y creatividad personal, mostrando singularidades bajo el resguardo de la imprenta.

Cuando los enlaces son armónicos permitiendo una buena legibilidad en la escritura, denota un mayor nivel en la conexión y comunicación con los demás, pudiendo poner además en palabras los sentimientos y expresar con mayor libertad el mundo interno afectivo y mental.

La imprenta como modelo es desligada, es decir, que las letras no se unen dentro de la palabra. El enlace de las letras dentro de la palabra, expresa la unión, contacto o relación del sujeto con el otro; por lo que en la escritura desligada, no se daría la conexión espontánea con el otro. La persona es más individualista y selectiva en sus contactos, con dificultades para comunicar lo que siente o exteriorizar sus emociones.

Cuando la imprenta se liga (se unen algunas letras mediante enlaces originales), con buen ritmo y fluidez de trazos, refiere a sujetos más adaptables, que si bien tienden al orden y organización, cuentan con capacidad para flexibilizar.

También, en la imprenta mayúscula todas las letras tienen la misma altura, conformando una zona media única. Se suprimen las zonas superiores e inferiores de las letras; y con esto se limita o censura la expresión de partes de la personalidad. Se ejerce un autocontrol a fin de no mostrarse, predominando lo mental y la voluntad sobre los sentimientos, sobre lo emocional, afectivo y social.

Es así que se consigue mayor estabilidad y formalidad, intentando disimular u ocultar aquellos aspectos de la personalidad que disgustan o con los cuales el sujeto se siente disconforme o no le satisfacen; mostrando por ende una mejor impresión.

 

Como resumen entonces, podemos inferir que:

En un sentido positivo, en la imprenta encontramos una necesidad o deseo de ordenamiento, precisión y claridad de ideas, tendencia a lo racional y al autocontrol, sin dejar que las emociones y sentimientos se expresen libre y espontáneamente. El sujeto cuenta con un pensamiento lógico, deductivo, otorgando un predominio a las formas sobre el fondo de las cuestiones.

En sentido negativo, al no fluir espontáneamente el sentimiento, hay un freno, autocontrol, contención o represión de lo afectivo y emocional. También puede ser disimulo, simulación u ocultamiento; siempre que esté corroborado con otros signos (ojo! no hablamos de deshonestidad o apropiación indebida). La persona desea ocultar rasgos de su personalidad que le pueden resultar desagradables, en pos de proyectar su mejor imagen. Mayor tendencia al individualismo, dificultades de vinculación, de empatía y de adaptación.

Para finalizar, debemos destacar que si bien hemos dado varias interpretaciones de la escritura en imprenta, se debe tener en cuenta el tipo de letra de imprenta, las formas, la evolución de los trazos, etc. Ya que como repetimos habitualmente, nunca se debe dar una interpretación por un solo signo grafológico; siempre debemos corroborar con el contexto.